13 de septiembre de 2009

Único en su especie

El dirigido por Davín jugará su primera final de Grand Slam


La bandera cuadros ya esta a la vista. Sólo queda la recta final para que del Potro se alze con el trofeo en Nueva York. Pero esos metros finales serán los más difíciles y significativos de su carrera deportiva.

Hoy en día su victima fue Rafael Nadal y cuando decimos su victima no nos equivocamos para nada en la expresión. El tandilense jugó un partido, al cual no le cabe ningún tipo de adjetivo. Podríamos decir fantástico, increíble o impresionante. Cualquiera de estos términos queda chico para resaltar la actuación del tandilense.

Vale mencionar que el argentino barrió, del Arthur Ashe, al español con un contundente 6-2, 6-2 y 6-2. El resultado habla por si sólo. Y lo destacable es que Nadal no jugó para nada mal sino que se sintió desbordado en todo momento. Cada vez que tenía alguna oportunidad de quiebre a su favor, el 6 del mundo, la borraba con un ace o un saque ganador.

En las oportunidades de ruptura estuvieron las chances de Delpo, ya que las supo aprovechar de buena manera. Y a pesar de haber sufrido algún apriete por parte del europeo siempre salió bien parado.

Con todo en contra Rafa seguía con la actitud que lo caracteriza, pero cada vez se frustraba más por no poder conseguir un quiebre. De hecho nunca lo logró en todo el match.

En lo estadístico, la Torre de Tandil, obtuvo unos números impactantes. Con el saque llegó a una efectividad del 66% de primeros servicios en juego. Ganando el 79% de los puntos jugados con ese golpe. También conecto 33 winners (cantidad muy buena teniendo en cuenta que su rival es el mejor defensor del circuito) y seis aces . Como observamos en la cantidad de saques ganados de forma directa, vemos que no hubo mucha cantidad, pero varios de los servicios fueron saques ganadores o dejaron la pelota muerta en mitad de cancha para que Juan defina con su derecha.

Si seguimos con las claves del match. Como no nombrar al drive que funciono a la perfección y al revés que sostuvo una regularidad que llama la atención.

Dos horas veinte le bastó al argentino para estar cada vez más cerca de emular a Guillermo Vilas que levantó el trofeo en 1977. Para el encuentro definitivo espera por Federer o Djokovic que en breves instantes se enfrentarán en la otra semi.

Así fue el partido señores. Delpo en la final. Creer o reventar. La torre que de a poco se va convirtiendo en rascacielos, apunta bien alto y sigue abriéndose paso en el planeta tenis.

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