14 de septiembre de 2009

Olé, olé, olé, olé...Delpooo...Delpooo

Thank you: Sin duda la imagen del día. Delpo con su primer grande en sus manos


Luego de pensar tras largos minutos algún título que describa este momento histórico para el tenis nacional, nos inclinamos por ese. Quien no se contagio durante la transmisión con ese canto que caracteriza tanto a nuestras hinchadas, pero que hoy fue más del tenis que del fútbol.


Con un guión de típica película estadounidense que duró algo más de cuatro horas, por fin la historia culmino con un desenlace feliz. En la que a priori el que era el más débil le ganó al más fuerte. El futuro venció a la leyenda. Así fue ladies and gentleman, Juan Martín DEL POTRO campeón del Us Open.


Este nuevo estreno de 2009 no comenzaba de la mejor manera. El actor de reparto (Delpo), el cual no tenía nada por perder, empezaba sin grandes participaciones en la escena. Una escena, como el Arthur Ashe, que impacta y demuestra que no es nada fácil pararse ahí y demostrar facultades artísticas.


El principio era adverso y el principal protagonista, experimentado y sabio en este tipo de situaciones, se quedaba con la primera manga por 6 a 3.


La segunda parte del film seguía algo complicado, aunque ya se notaba un ambiente distinto en el set de filmación. Juan Martín encontraba su juego y tras perder el saque lo recuperaba rápidamente y cambiaba el aire en Flushing Meadows. Tan parejo era todo que llegaron al primer tie break de la “peli”. Con un nivel en alza el tandilense se quedaba con esa definición por 7 a 5.


Era la mitad del estreno y toda la gente ya se encontraba en la punta de sus butacas. El actor secundario quería de a poco convertirse en el principal protagonista, pero enfrente la estrella no se lo iba a dejar fácil. Y así fue el tercer parcial quedó del lado de Federer, con un disputado 6-4. De esta manera le ponía paños fríos a la situación a pesar de que su rival tuvo sus chances tras un break que recuperó, el uno del planeta.


Hace rato que nos encontramos en el nudo de esta película que ya era puro drama. Eran más los pochoclos que iban al piso de los que entraban en la boca. Esto se debía a la tensión y nerviosismo, en la sala principal del Billie Jean Center.


El desenlace se hacía esperar, el único que podía estirar la agonía era del Potro.


En la cuarta escena se vivía nuevamente una situación parecida a la ocurrida en la anterior. Con el argentino muy sólido, llegaba a servir con un quiebre arriba. Pero de nueva cuenta Roger recuperaba la ruptura y ahogaba el grito de un país. Esta agonía se estiro hasta un nuevo tie break. Todo llegaba a un quinto. El actor que entró por la ventana comenzaba a hacer parte clave del film, tras quedarse por 7-4 en los penales.


Todo se definía en el último duelo. Los dos estaban luchando como dos caballeros por el aplauso del público y por una nueva condecoración. El director se relamía como si supiera como iba a finalizar la gran película.


El final estaba cerca. Juan Martín se convertía en el principal exponente. Ya ocupaba todas las miradas de la gente. La tranquilidad llegó cuando sacó una clara ventaja de 3 a 0. Con esa diferencia nadie pudo desviar el destino. Luego de un contundente 6 a 2, del Potro se tiraba al piso victorioso. Mientras del otro lado de la red lo esperaba el mejor actor de la historia de este deporte. Ese suizo mágico que ya tiene su estrella en el piso de Hollywood. Ese que hasta en las derrotas se muestra con una sonrisa demostrando su grandeza. Por eso este triunfo tiene un sabor doble. Juan Martín cumplió su gran sueño ganándole a los mejores. Entre ellos Nadal y Federer.


Este “potro” salvaje que dentro de unos días va a cumplir 21 años ya se metió en la historia grande del tenis. Emulando a Vilas (campeón del Us Open ´77) demostró que se soltó de su palenque para corcovear como un verdadero semental con ansias de libertad.


Nos sentimos parte de la historia del tenis argentino y eso se lo debemos a Juan Martín y Franco Davín (coach). Por eso desde Argentina de corazón te decimos y enviamos un simple pero muy sentido: ¡Gracias! Y nos sumamos a todo Tandil con este cantito: Olé, olé, olé, olé…Delpooo…Delpooo.

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