20 de julio de 2018

Selección Argentina: Vivimos de la melancolía

A días de la salida -justa y oportuna- de Jorge Sampaoli en su cargo de DT argentino, la danza de nombres para sucederlo no cesan. ¿Hacia dónde vamos? ¿Nos aferramos al pasado o apuntamos al futuro? ¿Qué pretendemos?


Didier Deschamps acaba de renovar hasta la Euro 2020 en Francia. Joachim Löw tiene convenio asegurado hasta Qatar 2022 con Alemania. Dos historias diferentes: técnico campeón y entrenador que se fue en primera ronda. Mismo criterio: respeto por el proyecto futbolístico. 


En las antípodas de la seriedad, nosotros transitamos la incertidumbre. Desde los viejos amores hasta los nuevos galanes. La Selección Argentina no se queda con ninguno, porque también ha hecho los méritos como para que pocos la elijan. Corre por detrás en las prioridades de quienes hoy son exitosos en ese puesto tan esencial como importante. 

José Néstor Pekerman: Un nombre con aroma a buenos momentos. Un apellido con sed de gloria. Un maestro con legado futbolístico, humano e institucional. Tal vez la cabeza más valiosa que tuvo Argentina en los últimos 30 años. [Perdonenme los bielsistas]. En él reparan, que tiene contrato con la Selección Colombia hasta fines de agosto, pero que no se sabe qué hará en el después cercano. Manager o entrenador, como el camaleón, cambia el puesto según la ocasión, pero parece ser un hombre deseado y buscado. 

Claudio Tapia, Daniel Angelici, más algunos de los que cortan el bacalao en AFA son los que parecen querer armar la nueva estructura. Aunque esta vez, repararían en incluir a dirigentes de peso como Matías Lammens y Rodolfo D'onofrio por caso, para recibir consejos y conseguir un consenso general en el fútbol albiceleste, sobre los rótulos y protagonistas de cada puesto a designar. 

Matías Almeyda, Mauricio Pochettino, Diego Pablo Simeone, Marcelo Gallardo, son la famosa "nueva camada" que ya ha dado pruebas suficientes de capacidad de conducción. El asunto es... ¿están dispuestos a rifar el prestigio ganado? La Selección perdió interés en quienes deben conducirla. ¿Por qué? Simplemente porque nadie ha dado garantías en los últimos años. Es como comprar un electrodoméstico que no trae manual y hace ruido innecesario al prenderlo. ¿Quién puede estar entusiasmado en un panorama así?

Pablo Aimar y Diego Placente, son algunas de las caras nuevas que intenta instalar AFA en las Juveniles para producir el famoso GOLPE DE EFECTO, que traiga otra vez los procesos llenos de satisfacciones, futbolísticas y de todas las índoles cercanas. 


Gerardo Martino y Alejandro Sabella, en ese orden aparecen como opciones de DT y Manager. La melancolía en sí misma. El que mejor pudo plasmar una idea de juego en los últimos diez años y el que mejor condujo un grupo en ese mismo lapso, trasladándonos a la final de Brasil 2014. Melancolía pura. Anhelos de tiempos que fueron mejores que el que hoy transitamos. 


Si se fijan, las variables son miles, incluso otros tantos quedan fuera de la cuenta, porque ni la AFA misma sabe dónde quiere ir, o hacia qué lugar se apunta a la hora de seleccionar al mejor posible en cada rol. Y en el medio de todo eso, un proceso que se desgastó, jugadores que cumplieron ciclos sin alegría, estructura endeble, vulnerable, falta de luz. Y Messi, metido en todo ese embrollo. Y Mascherano, jugando su última batalla sin pena ni gloria. Y así vivimos, desperdiciando materia prima por doquier y catapultando al abismo a otros tantos que asomaron la cabeza para ser parte. 

Argentina se mueve entre la melancolía y la incertidumbre, caminando sobre el barro mismo, hundiendo los pies sin posibilidad de sacarlos o de limpiárselos. Porque para sentirse saneado, hay que ponerse los pantalones largos y los cortos en cada caso y construir lo que vendrá, pero con coherencia, con sentido común y aferrándose a un único objetivo principal: Que Argentina vuelva a ser respetada, temida en el mejor sentido y por sobre todas las cosas, un seleccionado competitivo en todas sus edades y combinados. 

La Copa América 2019 es el próximo puerto en el que debemos desembarcar, con el sueño de ser un poco mejor de lo que fuimos este pasado mes de junio en Rusia. Debemos empezar a entender que el Mundo entero gira en torno a los procesos, a los proyectos, al trabajo y al seguimiento de un único concepto de juego, que permite el éxito. 


Francia y Alemania, en el contraste total de un resultado mundialista, apelan a lo mismo para saberse mejores desde el proyecto, para sentirse una estructura consolidada y para contemplar que el fútbol trae alegrías y tristezas, pero si trabajas para logar lo mejor, seguramente lo consigas, a corto o largo plazo. De eso se trata. 

ARGENTINA, mientras tanto, vagabundea entre lo lindo del ayer y lo hermoso que puede ser mañana, olvidándose por completo que debe vivir hoy, una realidad diferente.