16 de julio de 2009

¡La alegría no tiene fín!

Estudiantes de La Plata, el Pincha, el León o como lo quieran nombrar es el nuevo campeón de la Copa Libertadores de América, la cuarta que consigue en su grandiosa historia y justo gana la edición número 50. Y la obtiene ganando en el mítico Mineirao de Belo Horizonte, con banderas anticipando una victoria fácil del Cruzeiro, con 70000 almas llenando el estadio de color azul y con un puñado de rojiblancos que fueron a hacerles el aguante porque había que ganar, porque no había que llegar al alargue, porque había que mostrar que eran los justos merecedores del título. El Pincha salió a la cancha con sus 11 leones, que literalmente actuaron como tales. En la primera parte, las situaciones se repartieron de manera equitativa en ambos equipos. Hubo dos pelotas de gol que puso la Gata Fernández para que Boselli en una quedara sólo frente al arco y de aire pegarle muy feo, tan feo que ni cerca pasó de la valla defendida por Fabio. Y la otra fue una bocha en profundidad del ex River para el ex Boca, que no llegó a definir cara a cara con el 1 de los Azulaos, porque lo cerraron desde atrás. Además los brasileros tuvieron las suyas. Un centro desde la derecha que no llega nadie a cambiar la trayectoria. Un cabezaso recto que contiene Andújar, pero las más claras fueron del equipo de Alejandro Sabella. Se fueron al descanso en cero. Los Leones se hicieron esperar para salir a diputar esa segunda parte, la cual traería el doble de emoción y de riesgo a los arcos. Porque de arranque, a los 6 minutos, una pelota que para Henrique desde 25 metros, saca un disparo recto al medio del arco pero con la mala fortuna de que Leandro Desábato, de gran labor, desvió la trayectoria de la misma y se metió en el palo derecho del 1 del conjunto argentino. Era el 1 a 0 para el Cruzeiro, una verdadera injusticia para Estudiantes que hizo todo bien en el primer tiempo, de la mano de la Gata, Verón, Cellay, Schiavi y el Chavo como puntos altísimos de esa etapa y de todo el juego. Pero la alegría "no tem fin", tuvo un final brusco tan sólo seis minutos después para las 70000 personas que asistieron al mítico estadio a presenciar un triunfo de los Azules, porque Verón desde tres cuartos de cancha por zona media, abre una pelota con la cara interna del pie derecho majestuosa, para que saque el centro Christian Cellay y entre la indesición del arquero en salir y la apurada de Boselli y Gastón Fernández, este último sólo la empujó a la red para desatar el festejo de todo el banco Pincha y del puñado de los hinchas del León. La cosa estaba 1 a 1, hasta ahora había alargue, pero ninguno de los dos quería eso. Lo cual hacía que el partido siga siendo entretenido y de fricción casi constante. Chandía, el árbitro del match, no tuvo mayores inconvenientes para esta final de vuelta. Volviendo al juego, Estudiantes seguía manejando la pelota mientras jugaba con la desesperación de los rivales. Y en el minuto 27 iba a llegar la locura. Córner para el Pincha, hasta ahí cabe mencionar que en todo lo que había pasado del partido, no hubo una sola pelota parada efectuada con presición, ni de Benítez, ni de Verón. Pero la Bruja sacó un centro fantástico desde la derecha, que se fue abriendo y que encontró en ese camino, la cabeza de Mauro Boselli para estampar el 2 a 1 y diluir cualquier alargue o tiempo extra. Claro, todavía faltaban más de 20 minutos con lo que adicionara el juez paraguayo, y ahí el Cruzeiro iba a ir a buscarlo. Enzo Pérez en una pierna, la Gata demolido, Boselli fundido, pero Estudiantes aguantaba, porque tenía a un Schiavi en plenitud total, a un Verón que corría maratones, a un Desábato impasable y los laterales que fueron puro sacrificio para bancarse el 2-1 que les hizo Cruzeiro porque a Enzo Pérez y a Leandro Benítez les costaba bajar. Los brasileros terminaron el partido teniendo tres jugadas clarísimas de gol, dos de Thiago Ribeiro, que reemplazó a Wellington Paulista de flojo encuentro, una de las que tiró dio en el ángulo desde afuera del área, la otra se la perdió con un centro que le cayó en el segundo palo y la mando al diablo. La otra clara para los cariocas fue de un centro desde la izquierda, Thiago Eleno la calzó de tres dedos en el segundo palo y se fue muy desviado. El minuto 93 fue el final de la historia de la Libertadores 2009, con lágrimas de emoción en esos Leones que dieron todo para que Estudiantes vuelva a ser el Rey de América luego de 39 años. Y la gran figura del partido fue ese 11 endemoniado y sacrificado, hubo muchos puntos muy altos en este encuentro que el Pincha defendió con uñas y dientes, ya se que las Brujas no existen pero que las hay las hay, y se hizo presente en el Mineirao para gritar campeón.

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