Un Jose Amalfitani colmado para ver la victoria del Fortin de Liniers por 1 a 0 y observar como el equipo de Basile se quedaba afuera en primera rueda. Boca tiene el timón desviado, el fútbol no aparece, las genialidades tampoco, la precisión mucho menos para lograr ser efectivo en la red. Vélez atraviesa una realidad totalmente diferente donde puede jugar a lo que quiere, consigue resultados y tiene al equipo y a individualidades en su mejor momento o en puntos altísimo como lo fue hoy Poroto Cubero, jugando, marcando y haciendo jugar al compañero.
En la primera parte se vio un encuentro bastante equilibrado, con varias situaciones, con dos mano a mano que se pierde Noir, uno de ellos de cabeza el otro se lo ahoga Montoya. Por otro lado, Vélez hacía lucir una y otra vez al Pato Abbondanzieri que venía de mal en pero pero que hoy sacó la cara por el equipo y tapó varias pelotas de manera estupenda. La mejor fue una bocha que iba al ángulo de Maxi Moralez y la pudo rechazar a mano cambiada, volando para los flashes y para evitar el gol en su valla.
En la segunda mitad del partido Boca sale a buscarlo y apela Basile a su banca de suplentes para encontrar lo que no tenía en cancha, un equipo capaz de lastimar al rival y no sufrir en el arco propio. Marino, Gaitán y Viatri fueron los que ingresaron para cambiarle la cara al equipo pero naada sirvió. Hubo un predominio grande de Vélez en el complemento donde siguieron exigiendo al Pato hasta que el grito tranquilizador llegó a las voces de los locales. Enorme jugada de Cubero ingresando por la zona media al área y habilitando a la derecha a Cristaldo que venía de la izquierda metiendo la diagonal y fue un fusilamiento ya que la clavó en el primer ángulo ante el arrojo al otro poste del 1 de Boca. A los 15 del complemento, 1 a 0 y a otra cosa.
El Fortín no corría peligro en su resultado por lo que se veía en cancha pero era un sólo gol el que tenía que hacer el Xeneize para forzar los penales, no era una meta difícil y tiempo había para realizarlo. Sin embargo, un patadón desde atrás de Palermo para Papa, que le atribuyó la roja y la pronta ida a las duchas, lo que generó en Vélez una mayor tranquilidad con un hombre de más. Los último minutos fueron de los de Gareca siendo claros en el juego, en las intenciones y en las áreas, para ganar un partido de gran manera, casi sin sobresaltos, y con la convicción de querer seguir mirando hacía el futuro siendo un importante protagonista.
Por Boca, se ve el reino del revés, fue un Poroto de lo que alguna vez fue, un conjunto teemido por todos. No hay ese convencimiento para salir a jugar y que hace a los grandes equipos de la historia. Se saben los problemas internos que se viven en el plantel y los malos resultados se suman para que la segunda etapa del Coco en el club no sea para nada feliz, como diría Román.
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