Gracias a Palermo y al joven defensor del Bicho de La Paternal, y al arquero jamaiquino, Argentina se salvó del papelonazo. Perdía uno a cero y no le encontraba la vuelta. Llegó Martín a los 38 e Ignacio a los 48 para voltear el resultado que era histórico hasta ese momento para los centroamericanos. De fútbol poco y nada. La camiseta la sintieron todos, pero la salvaron pocos.Locura intacta: Palermo sigue dando que hablar y tiene el 80% del pasaporte a Sudáfrica, según Maradona.
Ya era el colmo. Perder ante una selección B, que tiene un DT que se mete en la cancha ante un parate del encuentro en el complemento a dar indicaciones, rozaba lo catastrófico, y lo ridículo. Argentina fue más en todo momento que el conjunto visitante en el José María Minella, copado de hinchas que ovacionaron al Loco Palermo antes del inicio del juego. Saben que el les dio el pase a Sudáfrica con ese gol tan agónico como emocionante ante perú bajo la intensa lluvia, como también tuvo su cuota Bolatti en Uruguay, pero el Titán ya es alguien idolatrado como pocos. Varios bautismos correctos como los de Echeverría, Galeano, Mercier y Acevedo. Buena tarea de Monzón por la izquierda en el primer tiempo, luego se diluyó. Labor discreta de Mercado por la derecha, se ganó una amarilla innecesaria en el segundo tiempo, que podría haber sido roja. Un primer período que tuvo a la albiceleste, ayer vestida de azul, con una hermosa indumentaria, con algunas chances de abrir la cuenta. Un centro al que Palermo no llegó a conectar con sus pies hacia adelante, una de Galeano que no la pudo frenar en el segundo palo y se le fue. Un intento de chilena del jugador del Rojo que no prosperó al arco. Y varias aproximaciones más del equipo de Maradona, que presentaba dinamismo en el medio con Toranzo, mercier y Acevedo intercambiándose el medio del terreno, se realizaba una linda sociedad con Mercado y el Pato. Lo mismo sucedía en la izquierda con Insúa y Luciano Fabián Monzón. Muy movedizo, activo y partícipe Franco Jara, en los primeros 25 minutos. Palermo no supo tener la pelota en el primer tiempo. No le llegó nunca a la cabeza, y pocas veces a los pies. No estaba el Titán con las luces prendidas, al menos eso parecía. Y por el visitante, se destaca el juego del 2, Edwards, de buena labor en le medio, quitando y distribuyendo con criterio. El resto parejos a excepción de las duplas de centrales que nunca lo dejaron acomodarse a Palermo. El arquero Miller, lo peor del partido, no cortó un sólo centro en todo el match, parecía falto de timming, y hasta con pánico escénico. Así se iba la primera parte. Celebración de Canuto sacándose la casaca y dándole el 2 a 1 final a la Argentina. Bicho picarón Nacho.
Montaña de alegría a Canuto por el gol agónico que hizo celebrar a todo el Minella.
En el complemento, Maradona metió mano a su equipo, en distintos momentos ingresaron todos los suplentes a excepción de Campestrini y Prediger. Hauche fue el primero en lugar de Jara, para darle quizás un desborde más profundo por los costados, pero el enano terminó pasando desapercibido y no fue buscado con el correr de los minutos. En el despertar del período final, Johnson clava un cabezaso increíble casi desde a puerta del área ante la atenta mirada de Echeverría y se confió Ibañez, que la miró y se le metió en el segundo palo. 1 a 0 para Jamaica, realmente impensado para todos. La selección se fue despavilando y trató por los pies de Gaitán y de Insúa, generar las chances que le permitan empatar. Se le cerraban los caminos porque salvo Ryan Johnson, el autor de hasta ese instante el único gol del match, todos esperaban detrás de la línea del balón. Se lo perdió Gaitán debajo del arco, tras un buscapié de Monzón muy fuerte que no pudo conectar ni rozar para el gol, la terminó tirando afuera. No les sobraba nada a los muchachos argentinos. La gente preocupada, y no era para menos. El partido se diluía y el juego de la Argentina se centralizaba con Méndez, Mercier e Insúa, que tuvo varias claras, pero una que no terminó de definir con la derecha, la de palo del Pocho y rechazó el defensor jamaiquino, además un tiro desde la puerta de zona de gol, contenido bien por Miller. De los visitantes no pidan nada, se dedicaron a defenderse, ya que estaban consiguiendo un resultado histórico e impensado en el inicio. Los hombres de la Albiceleste no tenían el camino fácil, pero tenía que aparecer el, Martín Palermo, que con un cabezaso en la línea del área grande, la clavó a un costado ante un Miller que le pasó por al lado y la pudo haber sacado. Los mejores cinco minutos de su vida fueron para Canuto, entró a los 43 y la embocó a los 48. Tras una horrorosa salida del 1, la bajó Palermo, en off side porque había un solo jugador casi debajo del arco mientras que el arquero andaba por el punto penal, al medio para Nacho, que le pegó sobre el área chica y salvaron dos defensores, en el rebote volvió a conectarla y desató la locura en el Minella. 2 a 1 impensado también, porque no se le caía una idea a la selección local. Miller tapó un par de pelotas muy importantes, como un tiro libre directo al arco que cacheteó, pero hubo errores infantiles del uno que lo catalogaron como el gran culpable de la derrota. Argentina salvó las papas por la vigencia impresionante de un Palermo que ya tendría que estar sentado en el primer asiento del avión a Sudáfrica, dijimos que no apareció en todo el partido, la única que tuvo clarita, adentro señores. Y por supuesto el ritmo que impuso Gaitán por la izquierda más el gol que convirtió Canuto fueron algunos de los que salvaron las papas del fuego y la ropa del equipo. Tareas correctas que no deslumbraron a nadie, y esto sigue siendo una historia de nunca acabar. Pocas consideraciones en lo colectivo, ya que este equipos se junto dos días antes.Jamaica no ofreció casi nada,fue modesto en el juego pero pecó de tanto defenderse. Deberían haber cambiado al arquero...
Montaña de alegría a Canuto por el gol agónico que hizo celebrar a todo el Minella.
La Figura de la cancha: Martín Palermo (6), como dijimos no apareció durante 80 minutos, pero en los diez finales la clavó de cabeza y se la bajó a Canuto para el segundo. ¿Qué más le podés pedir?
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