El inicio de la era Astrada tuvo un tropezón con cachetazo futbolístico incluído. Independiente llegó claramente 4 veces al arco, la metió en tres y una fue al palo. Gran efectividad de los del Tolo para derrotar a River por 3 a 1. Descuento de Gallardo de penal para salvar la ropa. Silbidos por doquier en el Monumental.
Chipi mira al cielo y celebra. Esta afilado el ex Colón.
El Negro no puede. O por lo menos esta vez no pudo. Astrada tuvo un comienzo para el olvido en su segunda gestión como DT Millonario. River no supo nunca a que jugar y mucho menos tuvo un conductor de la pelota para saber con quien podía empezar la jugada. Con un polémico Fabbiani en cancha de titular, con Ortega borrado por un faltazo a la practica del sábado, Leo decidió parar a Buonanotte de enlace y dos puntas, Bou y el Ogro. Un mediocampo que conformaron Almeyda, Archubi y Galmarini, éstos dos últimos son poco aceptados en las tribunas locales, y acorde a eso rinden lo que se deduce, poco y nada. River no tiene vuelo futbolístico ni nadie que quiera intentar algo diferente a la mediocridad del resto. Porque el Millonario juega de mal para abajo, con todos los adjetivos que se les ocurran. Y Astrada deberá trabajar y mucho para resolver todo a dos semanas del superclásico en el estadio Antonio Vespucio Liberti. Por otro lado, Independiente no se florea, no sobran las estrellas que desparramen talento, pero sí la contundencia, el órden y la buena voluntad de los jugadores que se mentalizaron para sacar al Rojo de donde nunca debería haber estado, cerca de la promoción.
Y es más, hace 16 años que el equipo del Tolo no podía ganarle a River como visitante. Ayer lo consiguió y además ser dio el lujo de superarlo en los promedios, y no es porque estén en la parte alta de los mismos, sino que el equipo de Avellaneda está saliendo del naufragio. El Chipi Gandín abrió la historia con un enorme cabezaso bombeado al segundo vertical que custodiaba Navarro. El segundo vino por intermedio de una media vuelta en el área chica de Piatti definiendo fuerte al primer palo. Y el tercero, con un lindo gol del Cuqui Silvera. A los 33 minutos del primer tiempo, River ya perdía 3 a 0. A los 10, 28 y 32 se dieron los tantos del Rojo. Tres enormes golpazos al corazón del hincha, que se enferma al ver tan poca actitud para buscar cambiar la historia.
En la segunda parte ya desde el vestuario, Gallardo ingresó por Bou y Mauro Díaz por Galmarini. Ambos fueron los partícipes del penal a los 44 del complemento para que el equipo de Leo descuente. Porque Mauro fue derrumbado en el área por Gabbarini y Lunati compró el foul. El encargado fue el Muñeco que definió bien abajo y fuerte para establecer el 1-3. Fabbiani se retiró con silbidos e insultos por todo el estadio a los 24 de esa etapa final, a lo que respondió con su dedo en la boca pidiendo que se callen. Definitivamente el Ogro se ganó el odio de esa gente que lo idolatraba cuando llegó, una pena. El timón sigue sin capitán, el Titanic, grande como River, sigue en peligro de extinción, y ya nadie puede tirarse del barco.
Y es más, hace 16 años que el equipo del Tolo no podía ganarle a River como visitante. Ayer lo consiguió y además ser dio el lujo de superarlo en los promedios, y no es porque estén en la parte alta de los mismos, sino que el equipo de Avellaneda está saliendo del naufragio. El Chipi Gandín abrió la historia con un enorme cabezaso bombeado al segundo vertical que custodiaba Navarro. El segundo vino por intermedio de una media vuelta en el área chica de Piatti definiendo fuerte al primer palo. Y el tercero, con un lindo gol del Cuqui Silvera. A los 33 minutos del primer tiempo, River ya perdía 3 a 0. A los 10, 28 y 32 se dieron los tantos del Rojo. Tres enormes golpazos al corazón del hincha, que se enferma al ver tan poca actitud para buscar cambiar la historia.
En la segunda parte ya desde el vestuario, Gallardo ingresó por Bou y Mauro Díaz por Galmarini. Ambos fueron los partícipes del penal a los 44 del complemento para que el equipo de Leo descuente. Porque Mauro fue derrumbado en el área por Gabbarini y Lunati compró el foul. El encargado fue el Muñeco que definió bien abajo y fuerte para establecer el 1-3. Fabbiani se retiró con silbidos e insultos por todo el estadio a los 24 de esa etapa final, a lo que respondió con su dedo en la boca pidiendo que se callen. Definitivamente el Ogro se ganó el odio de esa gente que lo idolatraba cuando llegó, una pena. El timón sigue sin capitán, el Titanic, grande como River, sigue en peligro de extinción, y ya nadie puede tirarse del barco.
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