¿Querés entrar Andrés?

Ap´09 Fecha 2: Tigre 1 - Rosario Central 2

Y Franzoia dijo: "¿Como no voy a querer?" O por lo menos eso imaginamos, más adelante se enterarán el porque de este mini-diálogo. Tigre recibía en su casa al atrevido Central de Cuffaro Russo que supo ganarle en el Gigante a la Academia de Caruso. El Matador venía de una alegría muy grande en el clásico ante Chaca. Panoramas felices, uno que se estiró y el otro se cortó y duro poco. Penal para Tigre promediando la primera parte del que se hace cargo Martín Morel y marca el 1 a 0 para el equipo de Cagna. Hasta ahí todo era muy entretenido y de ida y vuelta, con ritmo y verticalidad. Sin embargo, para el conjunto del norte del Gran Buenos Aires todo se le iba a dar vuelta de a poco. El juego entró en un bache hasta que llegó la igualdad por intermedio del tiro de esquina que se ejecutó de buena manera y permitió que el Cachi Zelaya la estampará de cara a su gente. Así se iban al entretiempo, con la paridad en el tanteador.
El Canalla salió a jugarlo de otra manera, a pararse bien para la contra, que podía ser letal para el desenlace, aprovechando que Tigre tenía la obligación de su gente y del orgullo mismo en su hogar. Los dos arqueros tuvieron menos trabajo que en la parte inicial del juego, se luchó y se profundizó poco en las áreas. A los 42 minutos, cambio en Central, ingresa Andres Franzoia, uno podrá decir que es un típico cambio para hacer tiempo y cuidar el empate, pero el ex Boca y Huracáan demostró todo lo contrario. En una mala salida de Lázaro a pocos metros de su área, dio un mal pase que rebotó en un soldado canalla y dejó mano a mano al 7 de Central con Daniel Islas. No se demoró ni un segundo el pelilargo y la cruzó al segundo palo con su pierna diestra. Gol del Canalla, sobre la hora, delirio total en laa tribuna visitante. Resignación y veneno en la garganta en el aliento de los hinchas del Matador, que tuvo una clarísima de Matías Gimenez apenas después del gol y la tiró con su zurda muy arriba y cruzada. Fue victoria nomás para la Academia rosarina, y a Cuffaro ¿Quién le quita lo cambiado?.