¿Será que el fútbol desvió el principal objetivo y que hoy los jugadores están más cerca del Martín Fierro que del Balón de Oro o del mismísimo Fair Play, ya sea por actos discriminatorios como por juego desleal? Cuestiones que ya parecen sobrepasar el manejo de un plantel, hasta produce una sensación de epidemia, de que es un mal tan contagioso y común en estos días en los que la agresión va por encima de cualquier otro objetivo en cancha. Desde los cánticos en las tribunas hasta los irresponsables cruces entre técnicos o los mismos con jugadores, terminan por asquear el verdadero sentido del fútbol. Cappa discutiendo con Verón por vaya a saber que motivo, ambos desgarrándose las miserias que no debieran ser tales. Asad y Caruso Lombardi fueron los encargados de un sin fin de insultos entre sí, donde las adicciones y los temas personales no se dejaron para nada de lado, aunque después salieran a desmentirlo a capa y espada cuando todo un país lo leyó de las bocas de cada uno.
"Luciano Leguizamón pagó caro cambiar la casaca con Verón"
Sin embargo, todas estas discusiones, ya sean con intenciones discriminatorias como la de Bonilla y en el caso de Asad, parecen pasar desapercibidas en una sociedad tan devaluada como el fútbol que observamos cada fin de semana, como los operativos bochornosos de seguridad en los espectáculos deportivos, y ni hablar de aquellos capangas que se creen dueños de un club, de una tribuna y de ser merecedores de un pasaje a Sudáfrica. Son varias las gotas, no es de hoy, ni se irá mañana por arte de magia, tanta irresponsabilidad, falta de hombría, esa que tuvo Sabella al ir a saludar a Buonanotte, un adversario si, un rival tan peligroso dentro de la cancha, pero antes esta la persona para él y por eso le deseó la suerte que corresponde en las instancias que le tocaron vivir al joven volante millonario. Una aguja en un pajar, la cual se destaca porque no sucede y cuando pasa hasta se mira con desconfianza. Cuanto prejuicio hay, que ni siquiera Luciano Leguizamón pudo seguir en Gimnasia por cambiarse la casaca con la Bruja Verón (Estudiantes) en un clásico platense, hace algunos años. ¿Adónde vamos con todo esto? Probablemente al peor lugar, donde ya nada importa, ni siquiera un problema tan serio y tan personal como una adicción. En este último fin de semana, en el encuentro entre el Pincha y River, el Chavo Desábato colmó la serie de acontecimientos de los últimos días que nos deben avergonzar antes que cualquier sentimiento futbolístico. Ortega también contribuyó con su cuota de agresiones, pero ya no hay límites. El duelo verbal termina por conceptualizarse como "una sana costumbre", "cosas del partido", o la más utilizada "calentura del momento". Y después, cuando la ducha enfría la cabeza a mil revoluciones, se quiere justificar lo injustificable, remendar lo que ya se hizo mal, y se hace difícil creer en que momento se dice la verdad. ¿Los árbitros? Bien gracias en algunos casos. En otros, han informado estos hechos con detalles pero escasas son las respuestas que se encuentran para resolver tanta macana acumulada dentro de la cancha. No hay una restricción, y si la hay, pocos son los que la respetan o realizan todo lo contrario.
"Los futbolístas son dobles de riesgo, ya no son lo que eran"
Todo vale. Antes eran sólo los codazos, los famosos "cortitos", las planchas, las barridas y todas las piruetas para provocar un daño en el rival. Ahora, las bocas hablan de mas, además de jugar de mala manera, se encargan de terminar de arruinarlo con lo que manifiestan. Nada es justificable, ni la patada mas terrorífica, ni el insulto mas hiriente y discriminador posible. En un fútbol que se ha destacado en reiteradas ocasiones por jugar limpio en acontecimientos únicos como los mundiales y los Juegos Olímpicos, hoy en el ámbito nacional, todo se hace al revés. La actualidad teatral del jugador está mas viva que nunca. Un roce, un contacto mínimo es necesario para realizar la voltereta jamás dada en su carrera. Las mañas, la picardía del momento ante un jugador con amarilla, la viveza criolla, nos traslada al deporte cada vez con más espectáculo "teatral" que deportivo. Se desvanecen las formas de juego, las astucias propias y de conjunto, el virtuosismo con la pelota en los pies, cada día se aleja más de un horizonte plagado de artistas de dobles de riesgo, porque el rótulo de futbolistas les termina quedando tan gigante como sus volteretas.
Cuánto para cambiar y cuánto para solucionar en medio de una vorágine que nos lleva a conformarnos con lo que vemos. 90 minutos paupérrimos que poco brindan de buen trato con la redonda y dejan boquiabiertos a los verdaderos hinchas que desean un futuro mejor en este revuelo.
Y lo de Sabella sigue sonando raro y hasta polémico. Una verdadera referencia a la hombría de bien, al respeto al otro, a la consideración, la educación y la caballerosidad. No es casualidad que todo eso falte y mucho en la sociedad deportiva actual...
Muy bueno... me gusta la opinión en tema como estos pq da para debatir...
ResponderEliminarNo coincido con lo de Bonilla que para mi, actuó por de más...
El bichi fuertes se merece el cielo, El burrito Ortega también. A Desábato le tendrían q preguntar pq lo dejó la ex, y Cappa es el contraste puro... tiki tiki, juego vistoso para la tribuna... pero el tipo vive puteando y criticando a los árbitros y peleando con los rivales...
Abrazo Lean, un día nos sentamos a jugar a las bochas y a hablar de los centros que le tiraba Muñoz a Labruna, o de los golazos que hacían Brindisi y el Diego en el 81 =P
Tomy, pibe piola de la República Democrática de Rincón de Milberg y Asociados
Creo que el fútbol local no está haciendo más que reflejar los problemas de una sociedad colmada por los perjuicios y el engaño.
ResponderEliminarComo dice el refrán, "la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer". Este es un claro reflejo de lo que nos ocurre. Queremos mejorar a los jugadores, a los árbitros, a los hinchas, pero nadie habla de los verdaderos capitalistas de este desastre.
No es casualidad que los clubes sigan siendo responsables de la seguridad de un espectaculo, a pesar de que éstos son los primeros en estar fuera de regla.
Como todo problema, hay que tratarlo de raíz, y justamente los jugadores no son la raíz de este.