21 de enero de 2010

¡A toda orquesta!

River volvió a sonreírle a los superclásicos. Esta vez fue muy superior a un Boca apagado y lo batió por 3 a 1. Primero el paraguayo Rojas, luego empató Palermo. En el segundo, la mandó a guardar el pibe Funes Mori y una exquisita jugada del Keko Villalva con definición propia para el tercero. Este resultado le permitió quedarse con la Copa Desafío en el José María Minella marplatense. La revancha será el domingo en Mendoza. Todo por resolver en Boca, todo por mantener en River.

Montaña para celebrar el gol Millonario


¿Dónde quedaron los Ibarra, los Clemente Rodríguez, los Solano o los Arruabarrena? Boca no sabe lo que es tener laterales hace rato. Esos mismos que, en su tiempo, servían y llenaban de centros el área rival y que, además, se hacían temer. Hoy un Negro Ibarra desdibujado le impide ser titular, entonces Basile improvisa, hace rato lo hace. Las excusas son la falta de refuerzos, pero Boca se fue desmoronando desde su último campeonato, conseguido en los fines de 2008. Entonces, como decíamos, el Coco prueba a Medel de 4, pone a Erbes de 8 para que colabore con un Rosada de pobrísimo nivel. Ubica en la izquierda Morel y Matías Giménez, y con el tridente TITULAR en el ataque: Román, Nico Gaitán y Martín, sale a jugarle a River. Un Millonario que se plantó con lo que tenía, con los dos pibes arriba haciendo de las suyas, el grandote Funes Mori y el chiquitín Villalva. Del mediocampo hacia atrás, nombres conocidos y la inclusión en el primer equipo de Juan Manuel Díaz, el ex lateral del Pincha que ya jugó para el equipo de Leo Astrada. Empezó bien River, con mucha dinámica aprovechando los grandes errores que se provocaban en una floja defensa Xeneize. Ya a los 4 minutos, el conjunto de Núñez abría las redes. Encare en diagonal del paraguayo Rojas de derecha al centro y en la puerta de la zona de peligro sacó el remate para que se escabulla por entre las manos de Roberto Abbondanzieri y sea el primer grito de la noche. Los de Basile intentaban equilibrar el juego, hasta que fue apareciendo la figura de Riquelme para cargarse el once al hombro y ver si se podía empatar. Empezó a demostrar su magia Román, con algunas sutilezas propias de sus características: pelotas precisas en profundidad, circulación del balón como eje del juego. Todos esos destellos le duraron poco al 10. Antes de que se le acabara la pólvora, mandó un centro magnífico frontal al arco para que Palermo la peine y la ubique en el ángulo superior derecho de Vega (volvía al arco tras los partidos que disputaron Navarro y Ojeda). Era el 1 a 1 para el Xeneize a los 30 de esa primera parte. Se repartirían algunas llegadas más y así se iría la etapa inicial. Daba la sensación de que River era más en posesión del balón y en ideas de juego. En el segundo iba a reafirmarlo con creces. Comienzo arrollador que se mantendría en casi todo el complemento, lo que ahogaría cualquier ilusión Azul y oro. Diez minutos pasaron para que el purrete Funes Mori cabeceara un centro de Abelairas desde tres cuartos de cancha, el Pato dio rebote al medio y el propio 9 la volvió a impactar con su cabeza para poner el partido por 2 a 1, a favor del Millonario.


En Boca, no hay reacción alguna. En Boca no hay respuestas, ni anímicas, ni futbolísticas, ni técnicas. Y River lo gozaba, a puro toque, taco, gambeta y paredes. Lo más paradójico de todo es que el Millonario iba a llegar al tercero a los 19, por una jugada perfecta, lujos y con una definición digna de un gran jugador, que tiene sólo 17 años y se llama Gustavo Daniel Villalva. Definió con cara interna de su diestra para dejar desparramado al Pato hacia el otro lado. Tres a uno e historia terminada, no sólo porque River lo jugó bien, sino que por cierto, no se tiró nunca atrás (sólo en algunos instantes de la primera parte), ni con semejante resultado a favor. Los cambios en Boca no ayudaron en nada, es más, no impidieron que se diera el tercer tanto. Una defensa de las peores que se ha visto en el Xeneize en muchos años y un mediocampo que en ningún momento mostró firmeza. Para colmo de males, expulsado Gaitán por arrojar una botella a la tribuna de River (que había sido tirada por los propios hinchas millonarios segundos antes). Entonces Boca abusó de los centros, cuando River lo dejó jugar.

El equipo de Leo Astrada selló una gran victoria que lo reaviva en lo anímico al grupo y que además la impuso manejando los tiempos, sabiendo en que momentos atacar y en cuales no, llevándose bien con la pelota, cuidándola y utilizándola lo máximo posible para llegar a destino de gol. River fue superior y fue muy notorio ante un Boca en "stand by", apagado, lejos de ser el respetado y temido, con mucho por mejorar, con poco para conservar, con todo para analizar y con incógnitas tácticas aún sin resolver. Basile tendrá que arremangarse para sacar al equipo de
la Ribera de un pozo al que jamás hubiese querido caer...

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