En una ráfaga de talento de Nacho Piatti, clavó dos en apenas cinco minutos y le dio el clásico ante River por 3 a 2. El millonario, sin chances y casi en su totalidad del equipo con pibes, lo había dado vuelta 2 a 1 con un lindo gol del Burrito Ortega. Pero, el pecado de juventud de los de La Banda le permitió al Rojo quedarse con el triangular de Salta.
SALE A CELEBRARLO NACHO DE GRAN APORTE PARA DARLO VUELTA.
Último partido del torneo que se disputó en la Linda, en el norte de la república. Llegaba River con la obligación de ganar para no arribar al superclásico ante Boca con un mejor presente que el equipo de Basile, aunque se sabía que los de Astrada no tenían ni la más mínima posibilidad de quedarse con el triangular, porque ya Racing le había propinado un 2 a 1 días antes. En cambio el Rojo, debía ganar si quería quedarse con el certamen. Cualquier otro resultado lo daba como campeón a Racing, que esperaba expectante.
El partido se presentó dinámico y con muchas llegadas a las áreas. Hilario Navarro debió dejar la cancha a los 20 del primer tiempo, por un traumatismo de cráneo con pérdida del conocimiento ante un choque con Ríos. Fue trasladado a un sanatorio cercano donde llegó conciente, fue sólo un susto. A los 23, River tuvo que reemplazar a Mauro Díaz por Bou. Dos minutos más tarde, gran desborde de Walter Busse por derecha, bancando la pelota hasta que vio venir a Acevedo. El pase fue para el que la acomodó y sacó el derechazo cruzado de afuera del área y que se coló al lado del poste de Ojeda, que volvía al arco Millonario. Era el 1 a 0 para el Rojo. Poco le duró al conjunto del Tolo Gallego esa sonrisa, porque un minuto después, error del arquerito Rodríguez, que ingresó por Navarro, que tras un tiro libre frontal dio el rebote hacia el costado y Bou, que también había entrado al campo minutos antes, estableció la igualdad. Una más iba a tener la flamante incorporación de los de Astrada, Juan Rodrigo Rojas trabó abajo y la picó por encima del arquero pero se fue desviada. A los 42, el centro bien alto y al segundo palo de Bou para que por detrás de todos, la cabecee el Burrito Ortega y ponga el 2 a 1 ante la mirada del guardameta y toda la defensa. Otro pecado del arquero, otro gol de River. Tuvo una más el jujeño pegándole de primera de lejos queriéndola colocar en el ángulo más alejado y se fue cerca. Así se iban al descanso, con un equipo que arriesgaba más, que intentaba y que complicaba. El conjunto de Gallego hizo poco para tratar de revertir el resultado en ese primer período.
Para la segunda etapa, los tres cambios de Independiente iban a surgir efecto y todo lo contrario pasaría en el equipo de Núñez. Porque antes del pitazo de Loustau para el arranque del complemento, el DT mandó a la cancha a Leonel Núñez y Nacho Piatti, en lugar de Herrón y Fredes, dejando sólo a Acevedo en el medio para la recuperación del balón. Y los dos muchachos jugaron un segundo tiempo de película. Pero antes, Lamela, Ortega y Bou iban a tener tres chances para convertir, pero la última fue insólita. Centro bárbar5o cerrado del Burrito, sólo en el segundo palo, y cuando decimos segundo palo, es prácticamente abajo del arco sin nadie que impida el gol, era acariciarla y sola entraría, pero no, Bou no definió con su zurda sino que la despejó con la derecha, cual defensor apresurado por cerrar. Increíble pero cierto. Volviendo al juego del Rojo de Avellaneda, los muchachos modificaron la actitud. Un tiro libre misilístico de Núñez a la cabeza de Ojeda, fue rechazo hacia arriba del arquero. A los 16, centro pasado para la llegada de Piatti, que en una baldosa, recibió con derecha y casi sin ángulo, punteó con su izquierda por bajo del portero de River. Golazo, por la exquisita maniobra del enganche del Diablo. 2 a 2 la historia y Astrada le pifiaba con los cambios. Ortega, de lo mejor de la cancha hasta ese momento, fue reemplazado por otro homónimo, pero llamado Diego, de 19 años. Allí se terminó River, se cayó el peso ofensivo y no hubo respuestas ante lo que vendría minutitos después. Deliciosa asistencia de Núñez pasando mitad de terreno, con tres dedos y dejándolo a Piatti solo, cara a cara con Ojeda que salió pero que no evitó que el derechazo gritara gol en las gargantas de los hinchas del Rojo. Era el 3 a 2 ya otra cosa mariposa. Una más iba a tener Federico González, el otro que ingresó en la segunda parte y se iba a ir peinando el segundo palo. La pegó el Tolo con los cambios y terminó por llevarse una buena victoria que lo embala para empezar este torneo bien compacto por el calendario mundialista, con la mejor cara, invicto en los dos clásicos que disputó.
Queda claro que River no mostró ni la mitad de su equipo titular y eso le garantiza algo a favor, porque a pesar de eso, cayó en los dos encuentro y le convirtieron desde afuera del área en ambos, y con diferentes arqueros. Tendrá que mejorar si quiere quedarse con los clásicos ante Boca en Mendoza y Mardel. El primero será el miércoles, y puede ser la prueba de fuego para los dos equipos más grandes de nuestro país. El Rojo disfruta del presente, mira con una sonrisa al futuro y lo más importante de todo, ya le ahogo un torneo a Racing, en verano, pero vale la intención.
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