Eduardo Schwank y David Nalbandián se impusieron con total autoridad sobre la pareja española de Feliciano López y Verdasco, llevando la final al cuarto punto al menos, entre Nadal y Del Potro. El elenco argentino suma su primer poroto y buscará desde las 9 del domingo llegar al quinto en esta final en Sevilla de Copa Davis.
DOBLES: D.Nalbandián/E.Schwank (ARG) a F.López/F.Verdasco (ESP) 6-4, 6-2 y 6-3
Se dió lo lógico. Sí, es sabido que esta misma pareja española nos pasó el trapo en la Ciudad Feliz en 2008. Pero también es cierto que a la dupla europea le pesó el poder cerrar la serie. Y a su vez, a este Nalbandián pleno, acompañado por un Schwank certero, relajado, les hubiese sido muy complejo cerrarla aún con la mejor versión de los zurdos.
Porque desde el primer momento plantó bandera Argentina. ¿Quién dijo que todo está perdido? Estos dos bestias del tenis de parejas vinieron a ofrecer su corazón, y algo más también. De principio a fin fue contundente lo de la dupla elegida por Tito Vázquez, ya que supieron complementarse como si hubieran jugado toda la vida, y tan sólo habían compartido un certamen en el año 2008 casualmente. Tres años después, pocas cosas han quedado de ese Feliciano López héroe que hoy se hayan visto. El de Mar del Plata fue apabullador, temido por todos. El de hoy tuvo miedo hasta de su sombra. Ni hablar de un Verdasco tribunero que ante la adversidad, quiso demostrar lo sanguíneo que es arengando a 28000 españoles para poder corregir todo lo que ellos estaban haciendo mal. El golpe anímico no surtió efecto, más allá de algún sobresalto nacional salvando oportunidades de quiebre en el último parcial.
De abrir el partido con el saque sin fisuras, pasó a ser el más débil de todos Feliciano López con sus ejecuciones de servicio. Quebró Argentina en el quinto game y sostuvo diferencias para cerrarlo en 6-4. Eduardo metido en el partido, David de menor a perfecto (el mayor le queda chico), el dúo nacional se fue consolidando con la confianza de sus golpes, sumado a la incertidumbre constante ofertada del otro lado de la red.
Sin embargo, en el tercero fue donde más firme tuvo que estar Argentina para no morder la manzana podrida, esa que podía desencadenar en un envión anímico español que no convenía. Porque el equipo nacional estaba cómodamente adelante por dos sets y con break a favor nuevamente, pero surgieron chances de ruptura en el sexto game, y apareció el mejor Nalbandián para desecharlas con rapidez, sin dejar envalentonar a nadie.
Tras esa chance no concretada por España, sólo hubo que esperar un final anunciado, bien trabajado por Eduardo y David, ante un Feliciano que pareció no estar acompañado nunca, y un Fernando que se creyó que lo anímico podía pesar ante lo tenístico. Pero no fue así. 6-3 lo cerró Argentina con un nuevo quiebre, para no dejar dudas, para demostrar que la serie sigue viva, y para que la gente lo celebre en las tribunas de La Cartuja. Lo del público argentino fue conmovedor, desde el primer game al último. Siendo capaces de enmudecer a los miles de españoles reunidos para ver (incluso la realeza), un 3-0 que nunca estuvo cerca de concretarse.
David Nalbandián se cargó con toda la presión y permitió que Eduardo juegue suelto, arriesgando, siendo picante. El unquillense en tanto, se dio varios lujos con las devoluciones tremendas a las que nos tiene acostumbrados, control total en la zona de la red y la decisión justa siempre en el momento adecuado. El mal partido que han jugado los españoles no implica que sean una mala pareja, sí que tienen estos bajones y hoy no les salió nada. No por eso hay que dejar de valorar el enorme triunfo que se consiguió.
Mañana... qué complejo será mañana. A partir de las 09.00 jugarán Rafa Nadal y Del Potro en un partidazo a priori para cualquier espectador ajeno a esta serie de esta final. Lo cierto es que el español puede consagrar a España una vez mas, en casa, poniéndole él mismo la rúbrica a esta definición. Juan Martín deberá olvidarse que ese enorme partido que jugó el viernes lo perdió ante un inmejorable Ferrer, y quedarse con lo que dejó en la cancha. Eso puede bastar para traerle un gran dolor de cabeza a Nadal, que llega entero, fresco por haber jugado poco, pero la Torre de Tandil deberá ponerle las fichas a su saque, a terminar los puntos rápido y a producir él un desgaste sobra la humanidad de Rafa. De esa manera y adjudicándose de una sólida manera el primer set de ese cuarto punto, al español nada le cerrará. Será muy difícil para él tener que sacar el encuentro adelante. Pero para eso, tienen que darse estos atenuantes mencionados. Que Delpo ingrese con una mentalidad arrolladora, para que el Toro se ponga embravecido y se pierda en su propia adrenalina.
Mañana será una nueva historia de esta final, que será histórica para nuestro país pase lo que pase. Porque el Mundo entero de la raqueta la está mirando. Y ahí, en Sevilla, sólo están España y Argentina. Ojalá que las tapas de los diarios del lunes, nos muestren almorzando con ENSALADERA. No está dicha la última palabra, mucho menos terminada esta serie. Quedan dos más, hay que ganarlos a los dos, y esta vez, no hay margen de equivocación. Será cuestión de afinar la puntería, de soltar la raqueta y pegarle duro.
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