EL DERBY ESPAÑOL QUEDÓ PARA EL BARSA DE MESSI, XAVI, INIESTA, VILLA Y ASOCIADOS. MOURINHO JAMÁS LE ENCONTRÓ LA VUELTA AL MATCH Y EL MERENGUE FUE VAPULEADO 0-5 CON OBRAS MAESTRAS PARA TODOS LOS GUSTOS. SON TRES PUNTOS Y PUNTA PARA LOS DE GUARDIOLA.
Barcelona 5 (Xavi, Pedro, Villa -2- y Jeffren Suárez)
Real Madrid 0
(Exp. Sergio Ramos)
Camp Nou repleto que enrojece sus palmas y destruye sus gragantas al coro de: ¡VETE PARA EL TEATRO! en referencia directa a José Mourinho, DT de la visita.
Messi sonríe, Piqué marca cinco con su mano en alto, Valdés no para de celebrar cada conquista obtenida por sus compañeros (fue espectador de lujo del encuentro), Xavi que se come el manotazo de un Sergio Ramos convulsionado por su tarjeta roja y por semejante revuelo en las redes que "intento defender" Casillas. El desenlace fue inevitable.
Y pensar que muchos se ilusionaron con un match de ida y vuelta y por qué no con 4 o 5 goles. Un 2-2, un 3-2 hubiera sido lo más lógico para esta guerra de estrellas del balonpié, que chocaban a un Merengue puntero e invicto de la Liga y un Barsa a la espectativa como escolta. Todo eso especulado e imaginado por los espectadores televisivos y presenciales en el estadio queda en las cenizas mismas del fuego que se enciende al sonar el pitazo inicial. De hecho y hasta pensándolo en forma optimista, el partido tuvo todo eso: LUJOS, IDA Y VUELTA, TENENCIA MAJESTUOSA DEL BALÓN, FÚTBOL VERTICAL, GOLES, JUGADAS EXQUISITAS INDIGNAS DE CUALQUIERA PALADAR. Todo, pero todo, gestado y generado sólamente por el Barcelona Fútbol Club.
Los 11 de Mourinho fueron testigos enormes de los crimenes cometidos por los malevos blaugranas en 5 ocasiones. Primero, enorme sesión de Iniesta para una hermosa definición en posición del 9 de un gran Xavi Hernández, por encima de la humanidad de Iker. Uno a cero en 9 minutos.
Segundo, gran maniobra individual de David Villa por la izquierda del área, enganche hacia adentro para hacerse lugar, remate, arquero que da rebote al medio, arribo de Pedro ganándole la marca a un tibio (en realidad helado) Marcelo y empuje al corazón del arco. Dos a cero en dieciocho. Luego, fue un claro monólogo de fútbol, de toque, de clase, que terminó por liquidar los primeros 45 minutos.
Segundo período que no alteraría ni los roles hasta el momento, ni el resultado tan favorable a los catalanes. Por el contrario, se aumentaría. Mou apostó por Diarra en lugar de Ozil (un 5 por un volante ofensivo), y en Arbeloa en lugar de Marcelo (lateral x lateral). Sin dudas, tratando de cuidar una verguenza deportiva que ya era tal. En fin. De Cristiano Ronaldo, nada. Dos tiros libres cercanos a los palos de Valdés y nada más, marketinero como de costumbre, se ganó 90000 silbidos aproximadamente.
Y cuando todos reclamaban por el protagonismo de un Messi que buscaba su gol pero que no se le daba (la puso en el palo en el primer tiempo, de emboquillada con zurda), apareció Lio haciendo caos en el ffondo del Madrid. Dos pases tremendos al Guaje, uno en cortada a diez metros del 9 del Barsa, con una definición ffortísima de derecha. La segunda, milimétrica, impensada hasta por el tipo con más panorama para dar un pase. Fantástico envío desde tres cuartos de derecha a izquierda para que David sea un Goliat y se acomode para definir por entre las piernas de un Casillas desesperado para con sus compañeros de equipo, inmutables y lentos ante la enorme velocidad del fútbol del Barcelona.
La frutilla vino desde los dos que ingresaron: Bojan tiró centro al medio, definición a contrapierna de Jeffren Suárez. Fin de la historia. Fin del baile.
5-0 memorable. De esos que quedan "gravados y grabados" en todos lados y en todas las memorias del futbol mundial. Un Xavi fenomenal, un Messi iluminado por un don tan divino como su gambeta, un cerebro Iniesta pensante y punzante, un Villa letal.
Todo eso y más conjugado en 11 protagonistas que brindaron un espectáculo digno de una obra de los más grandes del Mundo. Un equipo que despifarra EQUILIBRIO, SOLIDARIDAD, FORTALEZA Y FÚTBOL EN SENTIDO COLECTIVO.
A Mou LE FUE PARA EL CULÉ en el Camp Nou, donde hace poco con el Inter había conseguido aquella trabajada hazaña a pura defensa, por la semi de la Champions. A Guardiola le salió una noche tan redonda como el trato que le dan sus jugadores al esférico.
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