En el primer derby argentino por la Copa 2011 en Mar del Plata, Boca derrotó con claridad a un desdibujado River por 2-0, con la frescura de Nicolás Colazo para el primer tanto y la cabeza letal de Martín Palermo para el segundo.
Palermo mima a Nico Colazo, autor del primero.
Hace una temporada entera (por no decir más tiempo) que no se veía un Boca como este que anoche se llevó por delante a River. Ni siquiera me animo a compararlo con aquel que ganó el último laurel en 2008 tras derrotar en el triangular final a Tigre y San Lorenzo. Si, se sabe que es verano, se sabe que es pretemporada en Argentina y también hay que ser conscientes de que son "amistosos" que preparan y ponen a punto a los equipos. Pero este conjunto que tiene hoy en las riendas a Julio César Falcioni, ha mostrado solvencia y caracter, sacrificio colectivo e individual ante cada pelota perdida o dividida. Hacía rato que esto no pasaba en uno de los clubes más importantes de América y del Planeta.
Un arranque prometedor para River a pura presión y con las línes bien juntas parecían querer lavar de una vez por todas en Mar del Plata, la cara de un nuevo equipo (sin Ortega) que contaba con el doble enlace de dos chicos de la cantera, un "La-La" compuesto por Lamela y Lanzini. Arriba, Mariano Pavone, ex Betis, para tratar de inquietar a un línea de 4 bien conformada por el Xeneize. Boca enseguida se acomodó en el terreno, con un gran despliegue colectivo (todos corren, todos aprietan, todos colaboran), supo al instante cómo encontrar los espacios que River ofrecía.
Palermo fue letal en el trámite del encuentro. El Titán fue claramente la Estrella de Mar que tuvo este primer superclásico del año. Martín se vistió de asistidor en el primer gol cediéndole el balón, de forma poco egoísta, a Nico Colazo, un chico que promete quedarse con el andarivel zurdo si se lo permite el DT. Toda una gran maniobra de izquierda a derecha y viceversa para un gran cierre del pibe con una certera definición al segundo palo de Juan Pablo Carrizo. Luego, el Loco volvería a ser protagonista de la noche. Gran centro de Clemente Rodríguez para un notable cabezaso que desvió la trayectoria del balón y le dio destino de red. 2-0 Boca en el primer tiempo. El "José María Minella" deliró con las jugadas en las que participó Palermo. Ante la ausencia de Riquelme, que se guarda para el inicio del Torneo Clausura, la magia la aportó el goleador de la historia del club (230 goles, una Locura).
El Millonario se vio avergonzado, ante la falta de respuestas colectivas para torcer un destino con final infeliz en la Ciudad Feliz. Juan José López no tuvo entre sus hombres a Diego Buonanotte ni a su única incorporación, Fabián Bordagaray, (a Boca también le faltó Sebastián Battaglia, además de la ausencia de Román) asi y todo el Negro López puso a sus mejores hombres en el campo de juego y pareció pesarles el primer encuentro del año. Nunca encontró juego asociado, a excepción de algunos enlaces entre los dos chicos que se ocuparon de la creación, Manuel Lanzini y Erik Lamela. El primero estrelló un tiro en el travesaño en el primer tiempo, y en el complemento, le tapó Javier García un zurdazo, tras centro atrás de Roberto Pereyra. El segundo, fue el encargado de ejecutar todas las pelotas quietas, y en una de ellas obligó al joven arquero de Boca a tapar un remate durísimo al medio, pero que el pibe respondió con los dos puños hacia adelante para evitar el gol. El 1 Xeneize tuvo una noche tremenda salvando a Boca en los momentos en que River probaba desde cualquier lugar porque no encontraba demasiados huecos para llegar tocando. Tal es así que Matías Almeyda fue uno de los que más remato a los tres palos y se llevó siempre la presencia del hombre de los guantes boquense.
Boca supo aguantar el partido desde todo punto de vista. Manejó los tiempos, sufrió algo en el final, pero como suelen ser los elencos de Julio Falcioni, el equipo lo va armando desde atrás hacia adelante, y allí, entre los tres hierros, estaba Javier García, que no quiere perder su lugar. Boca fue seguro en el traslado del balón, siempre buscó no rifar la pelota, salir jugando, aunque sobre los últimos minutos no dudó en revolearla cuando el cansancio se hizo sentir. Un mediocampo ordenado y prolijo, una defensa sólida y con oficio, dos delanteros que complicaron mucho con el aguante del balón para el arribo del resto al ataque. Falcioni lo planificó bien de principio a fin, puso nombre a cada puesto y todos cumplieron con el cometido. Somoza y Rivero debutaron en el medio y no desentonaron mordiéndoles los talones a las camisetas rojiblancas. Boca tuvo un estreno con sus mejores guerreros óptimo para el futuro. River perdió los dos encuentros de verano que jugó, le resta disputar ante Estudiantes el duelo por el Triangular y luego vendrá la revancha ante el Xeneize, esta vez con sede en Mendoza, el día 2 de febrero en el mismo horario que anoche (22.15 de la Argentina). El Millonario sintió la presión de Boca, no supo como refutar una Mentalidad Ganadora, con una cabeza certera, letal, decisiva, como la que tiene Martín Palermo sobre sus hombros. 37 años, toda una leyenda del fútbol argentino que posee la capacidad de resolver todo lo que puede tardar con los pies en un santiamén con su "testa", la que lo hace pensar cada jugada y ejecutarla como tremendo goleador de raza. Por ese camino inicia Boca el año, refrescándose los pies en el Mar y llevando al equipo la frescura de los grandes tiempos.
Boca: Javier García (8); Juan José Calvo (6), Matías Caruzzo (7), Juan Insaurralde (5), Clemente Rodríguez (6); Cristian Chávez (6), Diego Rivero (6), Leandro Somoza (5), Nicolás Colazo (7); Pablo Mouche (7), Martín Palermo (8). DT: Julio César Falcioni.
River: Juan Pablo Carrizo (6); Paulo Ferrari (4), Alexis Ferrero (4), Jonatan Maidana (4), Adalberto Román (4); Josepmir Ballón (5), Matías Almeyda (5), Roberto Pereyra (6); Manuel Lanzini (6), Erik Lamela (7); Mariano Pavone (5). DT: Juan José López.