23 de mayo de 2011

Juan Pablo II

El caso Carrizo trae tela para cortar. De ser el Santo de devoción del Mundo riverplatense a estar en el ojo de la tormenta por dos errores consecutivos que le cuestan la pérdida de 4 puntos a River en la lucha de abajo. Este título sugiere ambas cosas. Por eso, nos sumergimos en la estadía de JP en la entidad de Núñez.

Pilar fundamental, en el campeonato obtenido en el 2008 bajo la conducción de Simeone. Desde allí, Juan Pablo Carrizo fue el arquero mimado de la gente. El hombre que desde sus aptitudes bajo los tres postes y mas allá de los mismos, siempre transmitió una personalidad por lo menos imponente ante los sofocones que sufría ese equipo tan vertical que proponía el Cholo. A matar o morir jugaba el elenco que mandaba desde el banco el ex jugador de la Selección Argentina. Y en ese ir y venir, Carrizo era el que quedaba mas expuesto ante el ataque rival. Pero con su simpleza y certeza, con su agilidad y panorama, lograba aminorar el peligro a cero para que su River, el River que el hoy sigue queriendo como siempre, esté tranquilo en el arco propio.

Los que se jactan de saber de fútbol dicen que los equipos se arman desde atrás hacia adelante. Y eso planeó Juan José López en este camino de River por la cornisa del descenso. El paso del arquero por el Zaragoza entre una etapa y otra fue con más pena que gloria, terminando en el banco y sin chances de sumar minutos en lo que algunos consideran la mejor liga del Mundo (más hoy con el Barcelona). Se trajo al uno que quería la hinchada, que quería el presidente y que en su momento quiso Cappa. Pero Jota Jota, con el barco que dejó Ángel a la deriva, se armó de coraje para reanudar un sendero de puntos que River no podía dejar escapar por nada del Mundo. La pelea de abajo era seria y López la tomaba como tal.

La llegada de Carrizo, más el estandarte de Almeyda, agregando la voluntad constante de Mariano Pavone hacían creer que el tema del descenso, al menos para el hincha, sería pasajero. Aparejado con el correr de los partidos, con la sumatoria interesante de puntos obtenidos por este equipo escaso en la ofensiva pero sólido en la mitad propia del terreno (Maidana, Ferrero y Román), le bastaba para ser el puntero del campeonato, en un torneo de lo más mediocre en cuanto al fútbol demostrado (hoy en día Vélez ofrece algo muy lindo de ver afrontando doble competencia, para el aplauso... ¿Los demás no podrán hacer esto? ¿Tanto es el miedo a perder? En fin esa es otra discusión). Y Juan Pablo Carrizo, en este funcionamiento cuidadoso de JJ, supo responder con creces en las primeras 12 fechas, con tres o cuatro partidos en los que sus intervenciones fueron vitales, claves para que el Millonario conservara el arco en cero, un empate o la victoria que estaba amasando.

Fecha 13, partido contra All Boys. Carrizo y su amor propio lo mandan al área a cabecear. Lo hace cualquier arquero en situación de desventaja sobre la hora del partido. Ya perdía 1-0 con gol de Gigliotti, y la necesidad (¿Nesedad?) del Uno lo llevó a ir hacia el área del Albo. Lo malo fue que casi no piso el área grande cuando ya caía el centro. La jugada derivó en un rechazo y corrida de Juan Pablo Rodríguez que se fue derechito al arco y a toda marcha, y ante el apuro de Lanzini y Almeyda sobre la raya definió bien, asegurándola.

Fecha 14, superclásico. Carrizo casi no había tenido intervenciones hasta el minuto del primer gol (27). El centro de Mouche cae en el área (él esta distraído por un forcejeo con Chávez), Monzón dice rozarla, JP calcula mal, le hace algo raro la pelota y con su mano/rodilla, la termina metiendo dentro de su propia valla. Era el 1-0 para Boca y luego vendría la genialidad de Martín Palermo para el 2-0 final, en el que Carrizo no tiene responsabilidad alguna. Obviamente el blooper fue burla de todos los hinchas de Boca. Esto, agregado a lo de la jornada número 13 de este Clausura, fue el hazmerreir de todos los Xeneizes al grito de "anda a cabecear Carrizo" o bien coreando su nombre.

Justo le pasa todo esto, cuando el Checho Batista le da el voto de confianza y lo pone a entrenar con la Selección Argentina. Después de ese 6-1 en la altura de Bolivia contra los hermanos bolivianos, JP fue borrado del equipo y se lo criticó duramente (fue el mejor del partido del lado albicelete. Si él no estaba terminabamos 10-1 tranquilamente. Los diarios lo puntuaron con 6 y 5 pts imaginense). Pero a Juan Pablo lo estaba esperando Sergio Batista para darle la palmada y darle la bienvenida nuevamente con la Celeste y Blanca. Pero Carrizo tendría aún un capítulo más horrendo en su pesadilla de partidos.

Anoche, ante San Lorenzo nuevamente en el Monumental. Los hinchas lo recibieron de buena manera. No hubo reproches por el gol que se comió en el clásico ni tampoco por ir a cabecear frente a All Boys. Promediaba la segunda mitad. River lo ganaba injustamente 1-0 (sólo la gran jugada del gol y un tiro de Lamela al pecho de Migliore, después poquísimo en ofensiva), y San Lorenzo tocaba mejor pero no inquietaba a Carrizo. De repente, Jonathan Ferrari saca un zapatazo desde poco mas de 30 metros en su primera pelota en el encuentro. El balón toma altura cercana al travesaño pero ingresaba si se la dejaba pasar. JP decide poner sus dos manos para tomarla. La pelota no es contenida, se le levanta tras tratar de amortiguarla, y se le va por encima de su humanidad para el 1-1 cuervo. Impensado para él, sorpresivo para Ferrari (el de San Lorenzo), y desilucionante para la gente. Y la peor jugada para la gente vendría después. Queriendo demostrar personalidad y frialdad, intentando remendar el error, decide querer gambetear a Romagnoli (se corrió todo y fue el mejor por lejos del partido). Pero Leandro no siguió de largo, no se comió el amague, y JP tuvo que improvisar ante el parate cardíaco de todo River, salió hacia un costado cuando arremetía Salgueiro (si la robaba, le faltó poquísimo era gol cantado).

Estos tres o cuatro desaciertos de Carrizo (lo digo por cómo terminaron), le generó una singular salida de la cancha anoche. Sin querer que nadie lo contenga ni lo acompañe, saludó a Jota Jota (que lo esperó), se sacó de encima al Pato Fillol (entrenador de arqueros y símbolo de River y el fútbol argentino), y enfrentó solito a la dura San Martín: por un lado hubo reproches, insultos y silbidos. Pero por otro aplausos. Y en ese camino se besó el escudo de River (imitando algo de lo que hizo Almeyda cuando se fue expulsado del Súper de cara a la hinchada de Boca en la Bombonera).

Si de algo estoy completamente seguro es que Carrizo ama al club mas que muchos de los que lo insultan o hasta de los que lo aplaudieron. Nació en River futbolísticamente, le debe su estadía en Europa a lo que hizo en el club, y volvió para ponerse el overol. Se lo puso, salvó partidos increíbles con intervenciones fenomenales. Ahora, en un mal momento general (justo no jugaron dos abanderados como Maidana y Almeyda), Carrizo tuvo su peor noche en la cancha de River. Quizás no la olvide nunca. Quizás los hinchas tampoco. Pero lo que nadie debe dejar de lado es que Juan Pablo sigue siendo el Santo de River. Sin él, el destino del Millonario estaría aún mas empobrecido que el actual (en promoción pero a un punto tan sólo del Arse y Tigre). El hincha de River tendrá que entender que la situación no es simple para nadie, ni siquiera para los iconos de este equipo que obviamente, sienten la presión de a esta altura generar el milagro de la permanencia.

Carrizo es el mejor arquero del fútbol argentino, lo sostengo, y tendrá su partido el miércoles con la Albiceleste ante Paraguay (en Chaco) y espero, confío, y pienso que será su momento para dejar los fantasmas de lado y demostrarle a la gente por qué el Checho puso su voto en él.

15 de mayo de 2011

Con la Promo 2011, Boca está feliz

Martín Palermo, héroe de la tarde en La Bombonera, en su último superclásico, marcó el segundo gol de Boca. Carrizo tuvo un blooper impensado y clavó el 1-0 en contra. Almeyda y Clemente expulsados en el minuto 93. River complicadísimo con el promedio. Boca sonríe.

El Titán cabecea al gol y clava el segundo para Boca.

Boca 2 - River 0
Análisis del encuentro

El partido no fue para nada bueno. Tuvo pocas llegadas en el primer tiempo, mucha más acción vertical en el segundo, pero no hubo tapadas brillantes de los arqueros, ni jugadas de peligro extremo en las áreas. Por conclusión, contadas con los dedos de una mano. La Bombonera se preparó para recibir a un River alicaído por la última derrota ante All Boys en el Monumental. Mientras que los Xeneizes lograron un buen triunfo ante Argentinos en La Paternal, con un buen envión anímico. Sin embargo, sería el Millonario el que intente jugar más y tener la pelota en los primeros instantes de partido. Con la movilidad de Lamela y la participación de Funes Mori en cada gestación de alguna maniobra, querían abastecer a un Mariano Pavone que se mostraba como definidor de cada asistencia que se pudiera presentar. Poco sucedió en los primeros 20 minutos de juego. Boca proponía el toque y la explotación de las bandas, pero, sin llegar a vulnerar el área contraria.

 Abrazo de gol: Insaurralde intenta contener la locura de Martín. Incontrolable.

Momento clave. Minuto 22, salida de Maidana y entrada de González Pires. Cambio repentino, pero el central ya no podía continuar por una molestia en su tobillo, que lo aquejó y lo mantuvo en cautela durante la semana. Eso, termina siendo muy importante, en el orden defensivo del equipo de Juan José López. Cinco vueltas del reloj de Loustau pasaron para la primera emoción de la tarde en La Boca. Mouche genera un corner impensado, desde tres cuartos, tirando al primer palo de Carrizo la pelota. De ese envío, viene una jugada desafortunada del 1 visitante, una salida sin problemas se transformó en gol porque la bocha golpeó en su pierna, y se metió increíblemente, y lentamente por el medio de su propia valla. Insólito, pero real. Boca se encontraba con un gol tranquilizador en este tipo de partidos tremendos en los que la tensión a veces es incontrolable (ya entenderán mas adelante el por qué).

Riquelme presionando a Carrizo en una de las tantas salidas por abajo de River.

Sin entrar en juego, Riquelme no era eje de las acciones que iniciaban los de Falcioni, y eso se notaba en la resolución por los últimos metros. Faltaba justeza y profundidad. Carrizo casi no había trabajado hasta ese blooper increíble para la tercer bandeja riverplatense. Y para colmo de males, sin poder reponerse del primer cachetazo del clásico, Juan Pablo recibe el segundo tanto tres minutos después. 30 corrían cuando de un centro también (pensar que Boca hasta hace 5 partidos los padecía y ahora parece explotarlos como en los viejos tiempos, que paradoja...), llegó un rebote al medio de la puerta del área. Pelota arriba, salían todos y Palermo habilitado en un costado del territorio del arquero Carrizo, puso de cabeza y por encima de la mirada del guardameta el 2-0. La emoción explotó al grito del Titán en todos los rinconces azules y amarillos. Se siguen tachando los goles en la bandera de la platea xeneize. Otro más para Martin, en este caso, el 234.

Pirueta tremenda de Monzón en el primer gol de Boca. Alegría total.

Boca bancó la ventaja conseguida en el cuarto de hora que quedaba y se fue al descanso con la tranquilidad de no haberse vuelto loco defensivamente, y con la certeza de un amplio margen a favor. River era un mar de dudas para poder derribar la valla de Lucchetti. Es cierto que en el trámite fue más el Millonario en posesión y aproximaciones, pero Boca golpeó las puertas del gol, y las pelotas entraron. También se debe decir que en esos primeros 45 minutos, hubo al menos dos penales en pelotas quietas en el área de Boca a favor del visitante. Dos agarrones claros de Caruzzo, en primer término a Maidana, y en segunda ocasión a su reemplazante, González Pires. Torpezas del ex Bicho que no vió Loustau ni el asistente.

De lo mejorcito de River. Erik no se escondió nunca y
 trató de jugar siempre por abajo. Clemente, la contracara.

La etapa final tendría a un River decidido a buscar el arco de Cristian David Lucchetti en los primeros 10 de juego. Fue todo lo que hizo La Banda. Un par de llegadas, un cabezaso de Lamela por arriba, un par de tiros de Pavone interceptados por la defensa y enviados al corner. Pero la más clara, fue una muy buena maniobra de Mariano, que se sacó a Caruzzo de encima y definió con la salida del Laucha al segundo palo. Casi sobre la raya final, Monzón la revoleó y salvó a Boca. Después de esa arremetida del Millonario, el partido se puso más vertical y hubo ida y vuelta. Con Riquelme ahora sí haciéndose mas amigo del balón, cambiando de frente, aguantándola, generando faltas y espacios para sus compañeros. La velocidad de Chávez y de Mouche proponían un par de llegadas del local. Primero una media vuelta de Pablo en el área chica muy solo, pensó que estaba marcado, y definió apurado, afuera. Un cabezaso de Matías Caruzzo por arriba, bastante lejos, y alguna que otra mas, fue todo lo de Boca, que lo controló con el resultado puesto, y generó la quinta amarilla de Almeyda (acuérdense de este dato), por una corrida bárbara de Mouche. 

Los último minutos ya serían para las ovaciones. En primer lugar salida de Martín, emocionado, dejándole la cinta de capitán a Riquelme con un abrazo sentido (cuánto vale eso para el hincha), reemplazado por Viatri. Segundos después, la retirada de Román, de buen segundo tiempo, por el ingreso de Tito Noir. Ambos ídolos e íconos Xeneizes fueron aplaudidos hasta el enrojecimiento de las manos de los hinchas. Ya todo era una fiesta para Boca. Ya todo era desazón para River. Tal vez uno de los peores clásicos jugados en los últimos años. Y a pesar de la voluntad de Lamela por querer llevar a River por otro camino, no hubo compañía para él ni sociedad que valga con la entrada de Lanzini. 

La burla que se hizo eco de todos en La Bombonera.

El elenco de Falcioni lo ganó por ser oportunista, por generarse una acción de peligro y por una manito de Carrizo. River en tanto, tuvo ráfagas pequeñas de un equipo que intentó ser protagonista, pero que se quedó con las ganas ante el temple de Somoza, lo incansable que es Chávez, la habilidad de Mouche, la tranquilidad de Lucchetti, la sapiencia de Román y lo tremendo que es Palermo. 

Boca está de juerga. "Un polvo bárbaro" dijo JC Falcioni al final. Mirá si hay tensiones en el clásico. Faltando 30 segundos para que se diera el pitazo final y dos hombres que no supieron manejar sus sentimientos, terminaron afuera. Almeyda, yendose de la cancha besándose la casaca millonaria de cara al grueso de la gente de Boca, sacándose de encima a los policias (estaban obligados a protegerlo de cualquier agresión y mas ante tamaña provocación innecesaria, sabemos lo que el Pelado quiere a River, pero, se le fueron las pulsaciones al demonio). Y Clemente Rodríguez, un tipo que va ganando no debe engancharse en los diálogos/provocaciones/gestos del que pierde. Por eso Loustau cortó por lo sano y los dos afuera.

Boca ganó, deja al borde de la promoción a su eterno rival, cumplió en su casa (había ganado una sola vez -Estudiantes- en todo el torneo), Palermo se fue llorando (ya lo que hizo este tipo en el fútbol argentino no tiene nombre), extrañando estos clásicos que ya no va a vivir más. Lamelancolía de Palermo, un capítulo mas en su película, una alegría más para la gente.
  FICHA DEL PARTIDO

Boca (2)
Lucchetti 6; Clemente Rodríguez 4, Caruzzo 5, Insaurralde 5, Monzón 5; Chávez 6, Somoza 6, Colazo 5; Riquelme 6; Mouche 8, Palermo 7. DT: Julio César Falcioni

Amonestados: Insaurralde, Somoza, Riquelme y Caruzzo
Expulsados: Clemente Rodríguez
Cambios: Viatri por Palermo, Erviti por Mouche, Noir por Riquelme.

River (0)
Carrizo 3; Maidana 5, Ferrero 5, Román 4; Ferrari 4, Acevedo 5, Almeyda 5, Pereyra 4;
Lamela 6,5; Funes Mori 5, Pavone 5. DT: Juan José López

Amonestados: Almeyda
Expulsados: Almeyda
Cambios: González Pirez (5) por Maidana, Lanzini (5) por Acevedo.

DATOS DEL PARTIDO

Arbitro: Patricio Loustau (5): Echó bien a los dos jugadores sobre el final, pero obvio varias infracciones claras que merecían amarillas para ambos equipos y también dos penales claros que no les cobró a River.

Estadio: Alberto J. Armando (Boca Juniors)

Público: 50.000

Por Leandro Scaviolo

13 de mayo de 2011

Fútbol "politizado" ¿para todos?

Jamás imaginé tener que escribir estas líneas, tratando de analizar la actualidad del fútbol vinculado al método de transmisión del Torneo Clausura, a través de la pantalla de la Televisión Pública (Canal 7). Como punto de partida, hay que saber que lo que se ve hoy en día en la tele no es lo que se pretende de una emisión futbolística. Que un relator se arremangue y ponga actitud ante un partido de tonalidad aburrida (rodeando lo paupérrimo), no está para nada mal, siempre y cuando no se aleje de la realidad que muestra la imágen. Ahora, cuando ese mismo relator o cualquier otro utiliza un espacio para bajar una línea política que no tiene absolutamente nada que ver con el partido que estamos mirando... pifiamos. Al hincha de All Boys, por poner un ejemplo sobre la mesa, o sobre estos párrafos, ¿qué le puede importar lo que "decía Evita" cuando su equipo está luchando por la permanencia? Inentendible. Digno de la mediocridad de algunas transmisiones.

Ahora, eso no es todo. En este nuevo y "democrático" (no sé cuál de los dos es más monopólico) FÚTBOL PARA TODOS, no sólo hay que soportar la bocina amigable del camioncito que sobrepasa la parte superior de la pantalla cada 300 segundos (5 minutos, a veces corremos con suerte y son 10), para mostrar una pauta publicitaria con el principal sponsor que tiene este certámen, no hace mas que enojar a cualquiera... con un típico "otra vez ese camión". Inentendible.

"LA GRÁFICA PASÓ A SER DE ALGO IMPOSIBLE DE LEER A ALGO DIGNO Y LEGIBLE, LO QUE NO IMPLICA QUE NO ESTORBE LA VISIÓN"

Y si a todo eso, a los mensajes peronistas enlazados a una transmisión deportiva, mas el camioncito, le podemos sumar lo que pasó de ser una pésima gráfica visual de datos estadísticos en su inicio, a ser una idea simple y al menos legible para el televidente, lo que no quiere decir que no estorbe por momentos. Algo se mejoró. Hasta en el negativo de AFA se mejoró. Todo un mérito.

Pero, todavía falta, ¿o se pensaron que ya terminaba esta historieta?. "Para no ser menos", introducen en cuánto espacio tienen posible, una pauta publicitaria ultra oficial con las obras hechas, las construcciones, los planes educativos, en fin. No está mal que eso se muestre, al contrario, muchas veces los argentinos renegamos con decir "¿adonde va la plata que aportamos, adonde están esas obras que prometieron?" Bueno, es importante que se le de a la gente un panorama real de lo que se está haciendo, pero no es necesario en el momento del partido, aunque, poniéndome en un lugar oficialista, la mayor cantidad de televidentes que tiene la TV Pública, se concentra en estos partidos. Entonces, le terminamos dejando pasar este punto.
"EL FÚTBOL SE TRANSFORMÓ EN UN ARGUMENTO POLÍTICO PARA LLEGAR AL CORAZÓN DE LA GENTE"

Para cerrar, equipos periodísticos. Tal vez esté moral y éticamente mal que uno siendo periodista hable del resto con cierta rispidez y desencanto. Sin embargo, me veo en la obligación de abrirles los ojos a quién quiera abrirlos conmigo. Un tipo que se confunde jugadores reiterativamente, en un mismo partido y en infinidad de ocasiones, no merece estar sentado en ese "trono de privilegio" y mucho menos ser productor/director periodístico de la misma cobertura del partido o del Fútbol para Todos en sí. Una total falta a la moral y al profesionalismo. Hay tanta gente capaz para desempeñar ese puesto. ¿Con qué necesidad se le roba el lugar a alguien que puede hacerlo inmensamente mejor? Pasó tu cuarto de hora, diría Fito, ya es tiempo de aire puro y relatos coherentes. Ni hablar de lo que pasa con algunos comentaristas, que caen en lugares comunes, o al quedarse sin recursos lingüísticos, apelan a un insulso e inexplicable "mirá, mirá". ¿Acaso para que enciendo el televisor? ¡Para mirar mi querido! Además de las frases hechas por demás recicladas, escasea la capacidad de análisis profundo en cada cotejo, sólo algunas excepciones puede mantener el lugar que hoy poseen. No es sencillo bancarse 90 minutos con estas irregularidades. Y mucho menos si sos opositor.
"DEBEN DEJARLE EL LUGAR A OTROS RELATORES. HAY TANTA GENTE QUE LO PUEDE HACER MUCHO MEJOR. ES UNA FALTA DE MORAL Y PROFESIONALISMO"
El fútbol se transformó en un argumento político para llegar al corazón de la gente. Para domarla de alguna manera, para servirle en bandeja algo que debería haber sido nuestro desde hace años, eso está claro. Pero, sin duda alguna, TyC y sus transmisiones eran realmente de calidad. Con equipos de trabajo interesantes de escuchar, con habilidad para llevar adelante los 90 minutos. Y que me perdone el que lea esto, pero yo no escuchaba a estos relatores hablar de política, si es así disculpen, me distraía con la calidad de la transmisión que estaban dando a la gente. Es cierto, había que pagar, algo realmente injusto para cualquiera. Pero valía la pena.

Hoy ver los 900 minutos del Fútbol para Todos realmente es un milagro para cualquiera. Si uno quiere eliminar tensiones viendo a su equipo, con estos partidos y de esta manera transmitidos no hace mas que complicarse la vida. Ni hablar si el equipo pierde.

Los negociados sucios de la política hablan de una realidad en la que el fútbol se ve mucho mas que antes en todo el país. Aunque algunos/muchos siguen renegando por no poder disfrutarlo. A veces pienso seriamente en que al Superclásico hay que verlo en mute, porque ya sería el colmo tener que escuchar errores en el partido más importante de la temporada en nuestro torneo doméstico. Nunca me voy a olvidar el famoso: DESDE EL CIELO, DESDE EL AGUA, DESDE LA TIERRA, del Fútbol para Todos. Poco serio, y lamentablemente es lo que hay.

1 de mayo de 2011

Juan Martín Del Polvo

¿Quién dijo que a Delpo le es más duro jugar en canchas lentas? 22 meses después de su último torneo en arcilla, conquistó el ATP 250 de Estoril, nada más y nada menos que ante Fernando Verdasco, número 2 del torneo. La Torre de Tandil queda preclasificado para Roland Garros. Un crack está de vuelta.


Pasó mas de un año y diez meses para que Juan Martín volviera a pisar el polvo de ladrillo de cualquier torneo del Mundo. Con un 2010 que lo mantuvo "parado" por lesión, el argentino retomó los certámenes en superficie lenta. La sede del regreso, Estoril, en Portugal. Cedió un sólo set ante el brasilero Souza en primera rueda. Se sacó de encima a Alejandro Falla, despachó con certeza a Soderling, pasó a un entonado Pablo Cuevas en semifinales, y en la definición, se veía las caras con uno de los mejores exponentes de arcilla, Verdasco. Un partido duro por donde se lo mire.


Tanto el tandilense como el español arrancaron con sendas rupturas del servicio ajeno, dejando el marcador 2-1 para Delpo, con la posibilidad de ampliar con el saque propio a un 3-1 aliviador en el arranque del match. Y así lo trabajó Juan Martín, que salvo ese quiebre inicial, no volvió a ofertar chances hasta el final del encuentro. Verdasco tuvo puntos tremendos con su golpe mas importante, la derecha (es zurdo) pero así como conectó grandes puntos tras un desgaste importante para lograrlos, cometió una buena cantidad de yerros que le impidieron tener un tenis fluido y batallador, al menos en lo que al marcador respecta. Porque con la solidez del servicio, Del Potro se acomodó rápidamente con un 6-2 en su haber, basándose en acortar los puntos, ser preciso con la ejecución del saque, lastimar con la derecha y volear cuando fuese necesario. En tanto, Fernando se vio con los circuitos de su tenis desconectados, como una bomba que fue fácil de desactivar para el argentino, sin permitirle ser un parámetro válido para su nivel tenístico que viene en alza y con una constancia fantástica.

Para algún detractor del argentino. Hoy Delpo dio claras muestras de la madurez que atraviesa en lo físico, en lo técnico y en lo mental. Con el equipo que lo acompaña, comandado por Franco Davin (primer finalista argentino en este torneo en la inauguración del mismo, en 1990), hacen que hoy el tandilense esté en impecables condiciones para afrontar la seguidilla de canchas lentas, tras un parate determinado por él, para arribar a estos torneos de la mejor manera posible.

En el segundo parcial, se repitió la temática. Delpo aprovechando al máximo su primer servicio (73% en todo el match), siendo punzante con su derecha, y capitalizando cada inestabilidad ofrecida por Verdasco. El madrileño no tuvo opciones de quiebre a favor y sí le dio a Juan 2 posibilidades que aprovechó al 100%. Tomando otra vez distancia en el encuentro, algunas gotas empezaron a caer en Estoril, pero no pasó a mayores. Igualmente, Del Potro apretó el acelerador, no quería mas desgaste físico, le había costado con Soderling los puntos largos, lo lógico ante tamaña ausencia en estas pistas. Pero, así y todo, con el pedal apretado a fondo por el argentino, el español tuvo una opción de ruptura que no efectivizó en el servicio para campeonato de La Torre, que revirtió el asunto y conquistó un nuevo titulo, firmando el parcial en un 6-2 claro y contundente.

Es un nuevo trofeo para Juan Martín que le hizo morder el polvo a Verdasco en 1:15 horas de juego. Sabiendo todo lo que viene, este es un inicio soñado para el hombre que es pupilo de Davin, que le habrá inculcado que este torneo es tierra de argentinos (ganaron 5 en los últimos 9 años), que se podía empezar con el pié derecho, y él lo ejecutó a la perfección. Sumó su noveno título y entra como preclasificado a lo que será la máxima cita en esta superficie, Roland Garros. Tiene todo para sumar Delpo, porque en el 2010 no jugó nada por estos meses, y eso alimenta la ilusión de un año prometedor.

22 años para un Torre que sigue creciendo y que a partir de mañana será el 29º del Planeta Tenis. Viva Juan Martín. Viva su vuelta. Viva el Polvo que lo hace renacer. En fin, que viva Juan Martín del Polvo.